Que hiere la vecindad, que me falta saña.
Que la ciudad que querías andar a pie, es una autopista, un playlist. Data.
Y que salió la maluca esa explota globos, en campaña.
Que carajo hace ese gato montado en esa rama, bájenlo.
Llamen a los bomberos, busquen la escalera y acepta que te arañe.
Sálvenlo, sáquenlo de esa locura! Distráiganlo.
Traigan hielo y cuando lo bañes entre dedos afilados, has de frotarle la espalda.
Lo único importante es su sonrisa, su risa, su gracia.
Sigan, corran de la guadaña, esquiven las hojillas. Duerman con las garras.
Desdíganse, cállense, si no guardas silencio la uña no te dará pausa.
Hay que asentir, abrirse, cantar la alabanza!
No le digan no, no le digas nada.
Te tragarás tu causa, tu reto, tu pausa.
Pondrás el velo y noche a noche, en concierto gutural esperarás descalza.
Que retumbe la esperanza, que se deshiele.
Que se deshaga, que se vuelva rabia, callada, enfocada, constante.
Y dejarás que te borre.
Y tu amante inexistente caminará en la esquela de lo que fue esa casa.
Comentarios
Publicar un comentario