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Bidú Bidú, Bidú...


1989 Las casas de los amigos te reciben con una de esas mesas angostas pegadas a una pared donde no se ve nada: palomitas de Lladró, vírgenes de conchas de guacuco y porta retratos con marco de pewter, cerámica y plástico dorado que muestran a la familia con sus mejores galas.
Divinos todos: vacaciones en Disneywor, bodas  en La Piragua, primeras comuniones con tequeños de Casa Mar y piñatas donde el protagonista es el frasco de Etiqueta Negra; colores de los 70's ya con otros tonos, ralos. Y en el fondo de la sala el resabido Trompiz que define a todo el que es pudiente, en casas financiadas por el  Banco Obrero.

Todos ex-Adecos, los únicos arrepentidos los que no robaron suficiente para mudarse a La Lagunita.  En las terrazas abriendo el minúsculo jardín, una barra, coronada por un alero de tejas bajo los que cuelgan unos jamones falsos, con moñas de polvo y  guirnaldas de pimientos plásticos, afiches de corridas de Girón en Valencia y gigantescas botellas vacías de Veuve Cliquot que pivotan sobre sus bases de negro metal que chillan al moverlas.

En el medio del Boulevard yace inerme, nacida mausoleo, una Biblioteca pagada con el dinero de la primera petrocracia que con un sueño equívoco la heredera del primer demócrata que se subió al curul, gana por su apellido. Con amor, recursos y sin planificación, llena de libros destinados a ser sustraídos y olvidados, unas estructuras de temple soñador pero poco prácticas que un visionario arquitecto diseña.  Sus paredes redondas, se pierden ante el mobiliario estrecho y las ventanas pequeñas empotradas con enormes y muertos aires acondicionados, que rompen las curvas de la estructura.
Nadie visita las bibliotecas.

Las "naranjas" del famoso arquitecto del que nadie sabe o reconoce en esa tierra de héroes de telaraña, tumbas profanadas y laderas antes frondosas y abarrotadas de ranchos; pasan en un quinquenio de bibliotecas a sedes de correo, a nidos de policía.


En los colegios enseñan el arte de la repetición, la chuleta y la buena copia. Todo azuzado por un maniqueísmo extremo, donde la falsa moral manda y las reuniones de padres son solo concursos de estatus. Cualquier interés y cuestionamiento, es tildado de intenso. Todos los padres suspiraron en algún momento por Fidel y casi todos son feligreses arrepentidos del credo igualitario, al que mató el billete.

El sexo prohibido solo en el hablar y la disensión medida en plantel. El asueto Nacional más relevante es el día de la secretaria y  se ve con nostalgia los disfraces de "negrita" en unos carnavales desposeídos de carrozas donde todos lanzan huevos porque abundan.

En mi caso dos señoras con altísimos ideales, que en su tiempo ejercen y cultivan en la medida que les permiten la franca estupidez de las juntas de padres y la relativa apatía en sus pupilos;  la pregunta y la duda. Solo para ser luego cercenadas por gente igualita a los plásticos de la canción de Rubén Blades. El mérito medido en brillo, o en homogeneización de la pupilada. Luisa Elena y La Ruda. Secretamente, a mis ojos estas mujeres aún aúpan al disidente, al inconforme. Conmigo gozan, aún tengo puerta franca a la oficina de la directora, lo mío no es mala conducta, es rebeldía. Soy recibida y escuchada por las máximas jefas en un ambiente relax.

Mi padre mientras tanto me enseña que no puedo andar en una máquina sin saber como funciona, me repite que nunca debo caer bajo el yugo de algún hombre solo por ignorancia. No esperes ser rescatada, dice: rescátate tu misma. Todo para que un tipo con el que salgo, me diga que prefiere que me ponga tacones y como no le hago caso, no me llama más.


1994. Ese mismo tipo ahora lleva unos lentes amarillos y está súper volando con cuatro pepas de éxtasis y dice que le encantan mis botas Doc Martens. OMG!
Puta madre, nada cambia.  La cultura post petrolera que ahora todos lloran, que en la distancia abunda en perfección; desdice en su deshielo y su fracaso.

2014. Dondequiera que estemos, seguimos añorando ese arrebol de fotos y llorando los marcos de "plata". Jipiando por el polvo corruptor que ahora suma y enaltece en conspicuo modo los jamones sin jamón, las tejas descoloridas y obtusamente inútiles en las desoladas tascas de las casas de El Cafetal y Prados Del Este, del mismo modo que aúpa la  añoranza de las prístinas playas, los desmanes y el júbilo de ser orgullosos prófugos de la autoridad desdeñada.


2018. Somos los protagonistas del álbum que generó la miasma.

Bidú bidú, bidú, bidú bidú bidú...

Mariantonia Blanco

Nueva York
Noviembre 2018





Comentarios

  1. Respuestas
    1. Hola Diego!
      Me complace mucho verte por aquí. Recibe un abrazo.
      Espero que todo vaya bien tanto en tus expectativas de allá como en los acontecer en tu familia aquí en Caracas. Recibe un gran abrazo del abuelo (de Evita y tuyo por extensión)

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    2. Hola Diego, gracias x el halago y por leer. En este blog hay algunos textos más. Si te gustó este creo que te gustará este otro. Saludos!
      https://viejanueva.blogspot.com/2017/03/tarde-de-viernes-en-nueva-york.html

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  2. La Biblioteca de El Cafetal ♥. Yo la usaba y aunque me sentía extraña yendo al final había un aura mi ciencia ficción con telaraña tipo la nave abandonada de alien.

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    Respuestas
    1. Eras de las pocas, entonces. Tengo curiosidad de ver en que está convertida esa estructura ahora, haré el esfuerzo x pasar en mi próximo viaje.
      Abrazo y gracias x leer!
      M

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